STORM CUBE
Storm Cube, ha sido concebido como una obra de arte total y universal. La cohabitación en un mismo espacio de escultura, arquitectura e ingeniería hacen de la obra un punto de referencia en la historia del arte. Del mismo modo, la riqueza de contenido simbólico invitará al hombre contemporáneo a cuestionarse sus más profundas convicciones e inquietudes.
La génesis

Vi a lo lejos hombres de toda raza y condición. Les vi como extenuados por las aguas heladas, les vi sin fuerzas para gritar, y aunque fuesen miles y miles el silencio era sepulcral. Esta presencia me recordó a Dante en el infierno, en lo más profundo, allí estaban todos petrificados en el helado lago. Es este sin duda un momento histórico único, un momento que nos debe servir para entrar en un silencio profundo, un silencio capaz de despertar en el hombre aquella sed primigenia del Bien. Toda noble actividad humana, está caracterizada por una impronta que nos hace únicos: la razón y la búsqueda de la trascendencia. El arte, por encima de todas esas actividades, se yergue como una enorme columna a lo largo de los siglos, una columna que ha servido de apoyo para el hombre extenuado, pero a la vez para cimentar todas las grandes civilizaciones.
En nuestros días, sin embargo, y en muchas ocasiones, parece que el arte ha perdido ese fin último que lo colmaba de sentido, ese fin al servicio del hombre que era capaz de alzar una luz en medio del tedio de la vida. Nos hemos acostumbrado a asistir con desaliento a toda clase de manifestaciones artísticas que, en el mejor de los casos, buscan representar el estado anímico del artista. Pero, ¿cómo es posible? Me niego a pensar que el arte tiene una función única y puramente subjetiva y casi diríamos medical, donde el artista vuelca sus neurosis y el espectador es forzado a entrar en el sentido de la obra sin ni siquiera encontrar en ella un atractivo estético.
En resumidas cuentas, el arte oficial de nuestro tiempo, se ha convertido en una suerte de imposición que el artista, ser superior, produce, y que el espectador está obligado a aceptar para no ser tratado de paleto.
Es curioso como en estos tiempos ningún artista ha sabido plasmar el sentimiento colectivo. En otro tiempo y en un momento de gran crisis, un artista llamado Miguel Ángel Buonarrotti levantaba en Florencia su David. O ahí tenemos los fusilamientos de Goya en unos días en los cuales nuestro pueblo había perdido toda la esperanza frente al invasor gabacho. Podríamos poner mil ejemplos de cómo el arte de todos los tiempos, ha sabido dar voz y sentimiento a las crisis, a las alegrías y a los fracasos de los pueblos.
¿La razón de nuestra incapacidad de crear una imagen que represente al hombre de hoy? ¿no será el rechazo que el hombre moderno tiene a la muerte, principio ultimo de toda cuestión de sentido?
El arte tiene una fuerza redentora que procede de su propia condición. Esta fuerza, le viene del hecho de que es capaz con la materia de representar aquello que hay de eterno y espiritual en el hombre. Así, los colores, las formas, las palabras y los sonidos, interpelan a la persona humana en una manera mucho más profunda que cualquier otro tipo de actividad o manifestación.
Es por estas razones por lo que creo que el proyecto del Storm Cube no solamente tiene cabida en nuestra sociedad, sino que es necesario para tomar el relevo de la historia, para que así las próximas generaciones puedan ver la traza que el hombre dejó a principios del tercer milenio. Es capital una obra que selle este tiempo, y que sea tomado como referencia en el mundo entero. Pero, sobre todo, le debemos este monumento a nuestros muertos, nuestros abuelos, padres, compañeros, amigos, y un largo sin fin, que nos preceden ya en la luz sin principio ni fin.
Proyecto 3D
La complejidad de la obra reside en hacer dialogar entre si una serie de materiales y de formas propios del mundo arquitectónico, industrial y artístico.
Una gran escultura de cinco metros en bronce del personaje arquetípico de Noé se yergue en las entrañas de un paralelepípedo de cristal de ocho metros de alto y se apoya en una base de travertino romano. Dicho paralelepípedo cuenta con una superficie interna de dieciséis metros cuadrados y unas aristas inferiores de cuatro metros cada una.
Dentro, en todo el espacio, se ha realizado con un equipo de ingenieros una reproducción de lluvia que cae desde el techo, regulable según las necesidades.
De tal manera que el espectador que atraviesa el umbral por cualquiera de las cuatro aberturas, accederá al espacio monumental entrando en interacción con la obra.

Proyecto Técnico
Aquí podrás ver en profundidad todos los aspectos técnicos de la obra realizados con un equipo de ingenieros, un arquitecto (Augusta Petrucci) y el propio artista.
EQUIPO ARS PULCHRA
Este proyecto ha sido llevado a cabo gracias al esfuerzo común del equipo Ars Pulchra que con trabajo infatigable busca manifestar la potencia del Bien y la Verdad a través de la materia.
Ars Pulchra es un equipo de personas que trabajan con un espíritu unido en un nuevo amanecer de la Belleza en una época que se debate entre el rechazo al Bien común, y un trashumanismo que nos hace pensar al hombre como una mercancía de consumo.


FABRICE HADJADJ
Escritor, filósofo, director del Instituto Philanthropos
La figure de Noé n’a jamais été plus contemporaine qu’aujourd’hui. Nous sommes dans un Déluge à sec : réchauffement, désertification, rareté de l’eau potable, perte de la diversité des vivants. Chacun perçoit l’urgence de bâtir une arche, mais personne ne sait comment faire, et finit par fuir dans le divertissement généralisé (fût-ce en visionnant des documentaires écologistes).
L’arche est aussi un défi pour l’art. Quelle œuvre est capable, sinon de répondre, du moins de rendre témoignage aux exigences de notre époque (cette époque qui n’est plus un époque, selon Günther Anders, mais un délai) ? La transgression, l’iconoclasme était de mise dans un monde pétrifié dans ses conventions, mais aujourd’hui que tout semble voué à disparaître, le marteau ne rencontre que le vide, les choses tombent en morceaux avant qu’il ne les atteignent. L’art le plus contemporain doit-il donc devenir conservateur ? Alors autant ne plus faire d’œuvre d’art, mais des réserves naturelles, ou des reliquaires pour le dodo et le grand pingouin. Certains délaissent ainsi la culture pour la nature : à l’heure où les oiseaux s’éteignent, à quoi bon même les peindre – faire des médaillons mortuaires sur leur pierre tombale ?
Avouons que nous ne savons trop que faire, mais que cette impuissance, devenue prière, intensifiée jusqu’à la supplication, doit être manifestée. Quelle nef pour préserver la Terre ? Et qui, résistant aux sirènes animaliste ou transhumaniste, pourra sauvegarder l’humanité ? Le marteau ne doit plus tant chercher à briser les idoles qu’à construire l’arche du salut. L’art est comme suspendu au marteau de Noé.
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